Declaración Pública (O la historia del Cerebro que quiere ser Pinky)
Durante el verano hubo un cambio muy fuerte en mi vida. Pasaron dos hechos que nunca había sentido. El primero es querer tanto a una mujer, al punto de llorar por su amor. Y el segundo fue, que por primera vez, ya no soy un estudiante y pasé de la noche a la mañana a ser un cesante (cacofonía deliberada). Frente a esto, me deprimí muchísimo, porque me di cuenta lo difícil que es encontrarse con uno mismo, qué es lo que pasa cuando te levantas, te lavas los dientes, tomas desayuno y te preguntas, ¿qué haré hoy? y los grillos empiezan con un "cri cri" . Es en ese momento que te das cuenta que estás solo en este mundo, que te quedan al menos 12 horas (si es que puedes cerrar los ojos) para poder dormir y enajenarte.
Fueron durante esos momentos que me di cuenta que me gustaría ser un chileno promedio. El típico trabajador mediocre, con un CI bajo, sin aspiraciones y muchas deudas. El pobre hombre que se levanta a las 6:00 am, que se viste con su par de ternos Johnson, su corbata de luca y sus zapatos Bata. Que sale a las 6:30 para tomar la micro e irse a la pega. Quise ser el típico trabajador que salió del Liceo sabiendo que su vida sería regular, a "medio morir saltando". Es ahí donde me di cuenta que quiero ser el hombre promedio de Chile. Ese que tiene una esposa obesa, que no trabaja fuera del hogar, pero que dentro de él hace el aseo y ve la teleserie venezolana.
Quiero ser ese hombre promedio que engaña a su esposa en algún burdel de Bandera a luca la "mamada". Quiero ser ese ciudadano que luego de ser infiel, va con su mujer y sus hijos a misa los domingo, ese que comulga y come la carne añeja e insabora de la hostia, sin importarle sus pecados.
Quiero ser ese hombre que se enajena con la religión y las cuentas, ese que no le importa sus problemas intrapersonales, porque está tan preocupado de pagar el agua antes que se la corten, que no tiene un segundo para pensar en uno mismo.
Quiero ser el típico chileno promedio que llega a su casa malhumorado y que insta a la chancha de su señora a que mueva el culo para servirle un plato de comida, mientras en su mente están las tetas de la Marlen Olivarí.
Quiero ser ese hombre promedio nacional, aquel que le da rating a "Morandé con Compañía"; ese que se hace una paja en la ducha pensando en la Licenciada Tetareli y que ríe con el humor burdo y básico de Ruperto, Tony Svelt y el Profesor Salomón.
Quiero ser ese hombre mediocre, que nació para ser mandado y basureado por unos cuicos terneados.
Prohibido Pensar
Me aburrí de ser pensante, de ver las cosas más alla de lo evidente (frase de mi mentor: Leon-o). Quiero enajenarme en los Evangélicos, Mormones, Opus Day o Legionarios de Cristo. Quiero Gozar y Bacilar con Daddy Yankee y su reggaeton. Quiero saber que mi alma descansará en el infierno al que me iré en algunos decenios más. Quiero que el Todopoderoso (si es que existe), tenga compasión por este cordero que se atrevió a pensar, debatir, discutir y sentir. Quiero que exista clemencia conmigo, por ser alguien que controla su vida y no es la vida la que me controla.
Por eso señoras y señoras, presento mi renuncia irrevocable a pensar, he sido mi juez y me he autocondenado al ostracismo mental, no quiero pensar más, no quiero que los pensamientos me cuestionen y me hagan ver que en esta sociedad no hay cabida para mi agil mente, no quiero saber que después de haber estudiado 18 años, tenga que trabajar por el sueldo mínimo y viéndole la cara a gente que no es más que yo. Por eso me rehuso a trabajar; viviré del amor y la compasión familiar. He dicho.