miércoles, noviembre 30, 2005

"Entre Caníbales"


Besos furtivos
Angustias eternas
Miradas nerviosas
Mareos repentinos
Curtido de celos
Enojos sin explicación
Erecciones lubricadas
Miedos atónitos
Miradas confusas
Estruendos somníferos
Labios carnosos
Mirada germana
Enojos pasajeros
Temores rechazantes
Comentarios bizarros
Mandíbulas latientes

Eres eso y mucho más...

domingo, noviembre 13, 2005

Amor sin Fronteras (O la historia que va más allá que el follar)


Cuando nos remitimos al amor, claramente asociamos en nuestra mente hombre y mujer, el sagrado vínculo y miles de pelotudeces más.

Hace ya 7 días a Berni y a mí nos entregaron nuestro tema del Examen de Título, el cual abordó una temática denominada “Aceptación Social de la Unión Civil Homosexual”. Tanto a mi compañera como a
mí, nos apasionan los temas de carácter social y ciudadano, por lo que accedimos con gusto a realizar el reportaje.

La idea tenía algo de morbo, de mirar desde una óptica distinta (media voyerista), esta condición sexual. Pero, para nuestra sorpresa, descubrimos más de lo que pensábamos sobre el amor.

Dennis y Jean son dos jóvenes comunes y silvestres en esta selva de cemento llamada Santiago. Ambos profesionales (Médicos Veterinarios), trabajadores y estudiantes. Si uno los ve por la calle, no se percata de la única gran diferencia que tienen con los demás: que en sus corazones encontraron el amor.

Durante una semana abrieron las puertas de su casa, trabajo y alma, para mostrarnos que la palabra amor no está delimitada al hombre con la mujer, sino que sobrepasa lo heterosexual y lo carnal de una relación.

Tan sólo una semana fue suficiente para ver la grandeza de espíritu que poseen estos seres: sociables, amables, comprensivos y, por sobre todo, excelentes personas; amantes, vecinos y profesionales.

Partimos el reportaje con la mente abierta y dispuestos a enfrentar cualquier diferenciador al típico y ortodoxo: amor universal. Para enfrentarnos a este reto decidimos comenzar nosotros mismos con un cambio. Los cardinales y/u nominales mutaron el número de corazones que se necesitan en una relación “tradicional”. Acúsennos, fuimos adúlteros del trabajo, variamos la común dupla laboral por un trío excepcional. Es así como los dos periodistas se mutaron por tres comunicadores complementados. Ahí estábamos: Berni, Zayo y yo, frente a lo distinto, pero sin miedo a encontrar la belleza del amor, en donde los cánones sociales sólo ven lujuria y promiscuidad.

Ahí nos encontramos, en la plaza Yungay, frente a dos verdaderos hombres de palabra y obra, enfrentándose a la cámara y demostrando la valentía suficiente para gritarle al mundo su amor, su fidelidad y cariño. Doblándole el destino a la discriminación y asentando es sus metros cuadrados, su hogar.

Luego de un par de días de trabajo nos empapamos con la realidad de nuestros modelos y repudiamos a algunos actores sociales que calificaban las relaciones homosexuales como "aberraciones" y "emociones depravadas fuera de todo ordenamiento jurídico y social". Y, tras tener todo el material necesario y recopilado, descubrimos que aún en Chile está estampada la huella del colonialismo de antaño y la tiranía del presente pretérito. Que las huellas del dictador calaron hondo en las cuadradas y básicas mentes de los miles y millones de incultos chilenos, que no visualizan más allá de lo que sus ojos creen ver.

Pero sólo un beneficio trajo consigo aquella discriminación sin base ni sustento, este plus se califica como las agallas y el coraje de estos hombres que gustan de hombres. Quizás su misma condición de erección masculina hace que no tengan miedo a decir lo que sienten. Que aunque les guste "ser pisados" (con cariño), ellos deciden quién lo hace, y nadie es lo suficientemente importante como para que lo aplaste.

Esta fuerza y empuje es realmente admirable y digna de respeto. En una de nuestras tantas conversaciones post-grabaciones comentábamos junto a Berni y Zayo lo fuerte que son nuestra pareja "on air" y cómo son capaces de superar las barreras y los escollos que la vida continuamente les pone. Cómo esta pareja salta vallas, cuán atleta en olimpiadas, con un objetivo claro: llegar a su meta. En tanto nosotros, los supuestos "normales", ante el primer charco en el camino o la primera piedra, tropezamos, lloramos, sufrimos y nos retiramos. Es impactante ver que no tienen miedo a las miradas, que en una Quinta Normal atestada de público, se entregan cariño, besos, abrazos y mimos. En tanto yo, en algunos antiguos post, no fui capaz de decir los nombres de las dos chicas que quitan mis enarbolados sueños.

Por esto y mucho más, sólo me queda agradecer esta inolvidable experiencia, esta muestra de fortaleza y tesón que muestran Dennis y Jean; de estos jóvenes con almas de niños; estos niños con mentes de adultos, pero con los sueños de “El Principito”, el personaje de Exupery, de estos chicos con plumas, pero no con las de las ·locas·, sino con la de los pájaros libres y andinos, que son capaces de visualizar su entorno con altura de miras. De estos chicos que sueñan con un mundo mejor y con las posibilidad real y certera de que este país cambie; que les devuelva la mano con respeto y agradecimiento. Que puedan en algún momento tener íconos seguros e indicios de que su relación es avalada por el Estado; que la sociedad civil y los distintos estamentos, vean en ellos, al común de las parejas.

Que ojalá puedan llegar en algún momento de sus ricas y fructíferas vidas a caminar por la plaza Yungay, por la Quinta Normal o donde les dé la gana, tomados de la mano, y por que no, con su “hijo"; ya que estos, señoras y señores, si que son hombres de verdad.

martes, noviembre 01, 2005

Pueblo chico, infierno grande (o la historia de lo que todos sabemos, pero que “nadie” se atreve a decir que sabe)


Ya estamos en noviembre del 2005. Vergara #240 casi no está en la mente generacional. Atrás quedaron esos almuerzos risueños, aquellos ahumados recreos de café y cigarros, y sobre todo, la gran cantidad de ausencias a ramos “pajeros”, conversando sobre la inmortalidad del cangrejo y cultura pop junto con Verikungfu.


Era en esos momentos en que todo el grupete -conformado por: Kco, Luchis, Kari, Fran, Bernie, Carlos, Vero y una infinidad más (Bonus Track) y yo-, contábamos nuestras superficiales infidencias. Pero, una vez que había que subir a clases, siempre quedaban parejas o tríos en el casino, para comentar y descuerar lo que realmente importaba. Era en esos momentos en que se descascaraba el plátano, para comer aquel verdadero alimento. Muchas veces la cáscara era tirada a nuestros compañeros, para verlos tropezar y reír.



Era en esos momentos en que realmente nuestros corazones y sesos caían hacia aquella mesa con puntas grasientas, cenizas de cigarro y restos de café. Era en aquel lugar, mientras prendíamos y apagábamos puchos, en donde confidenciábamos lo que más nos dolía, o simplemente “queríamos que alguien del grupo supiese de otro del grupo, pero con la condición de que el primero, no se lo contase a nadie, tanto fuera, como dentro de nuestro club”. Es así como transcurrió nuestra vida universitaria, entre lobbies y concertación de entrevistas con todos los miembros del grupete aquello.



En julio nos separamos, todos, con la esperanza tácita de que nuestra relación de amistad trascendería en el tiempo y el espacio, sin temor a que el estrés periodístico y la búsqueda de la exclusividad vencieran el importante lazo que mantenemos.

Pero no sólo el ideal era seguir en contacto, sino que, además, evolucionar, cuán Pokemon, a una relación de amistad adulta, así como la que vimos en los jóvenes de "Los Treinta". pero nos dimos cuenta que no podemos, que somos los que somos, los copuchentos haciendo mini grupos dentro del grupo.


Eso comentábamos con Franchini (Fran) el otro día y con mi inseparable "Sean" (Carlos) ayer, que "todos saben de todos, pero nadie dice que sabe nada. Y cuando llega el momento de los quiubos, todos hacen caras de asombrados como de "no te creo", cuando sabían lo que se estaba hablando. Y por el otro lado, quien lo dice ' sabe que todos saben, pero se hacen los que no saben, y lo cuenta haciendo creer que no lo saben para que diga "ohh gracias por comentarme" '. Es más, todos nos descueramos entre todos con los pseudos compinches, sabiendo que éstos después irán donde el pelado y contarán que tal peló, pero quien lo dice también lo dijo". Complicado, ¿no?. Bueno, así es nuestra relación.


Es por eso que aprendí a querer a la gente como es y a pesar de lo que es, porque lo queramos o no, somo periodistas, copuchentos y de los buenos.


Y para todos les quiero decir que "los quiero..... pero poco".