sábado, octubre 29, 2005

"Corazón dividido entre dos amores" (o la historia de la típica frase Cliché)


Hace un par de viernes, entre copas y copetes, una amiga (a la que no nombraré, pero que todos saben), me dijo que su corazón estaba ocupado por dos personas. La primera, un gran tipo: periodista, simpático, profesor y amigo. Por otra parte, quien les escribe.

Cuando ella comentó eso, mi mente hizo un racconto de todas las veces en que ya me habían dicho aquella frase; o habrá sido un -Dèjá vu-. Quién sabe. Por supuesto que yo le dije que estaba bien, que se quedara tranquila etc, etc, etc. Pero, pensándola un poco, me di cuenta que esa frase cliché es súper válida. Que uno puede tener en el corazón a dos personas y quererlas de la misma forma.

Es por eso señores que haré mi declaración oficial de lo que mi amigo Capello llama "Pluralismo Sentimental".

Aquí, cuando son las 19.15 del sábado y en presencia de los 18 conectados que tengo en msn como notarios, afirmo que mi corazón está entre dos amores. Y, que la forma en que declararé mi colonialismo amoroso estará lleno de eufemismos, clichés, frases ociosas, lugares comunes y demases.

La concursante número 1 tiene mi edad, es mi adoración, la quiero porque simplemente la quiero, y la adoro porque simplemente lo siento. Es a esta mujer a la que deseo con más ganas desde hace ya algunos años. Con la cual hemos compartido momentos increíbles. Es ella por la cual sacaría mis entrañas por verla reír; me sacaría una pierna con tal de verla mirarme sensual cuando me baila. Es por esta mujer, damas y caballeros que he sentido orgasmos y erecciones hasta con una guaracha, mientras tienta mi destino con sus sensuales poleritas que hacen sacar partido a lo que según ella son "pocas pechugas", a lo que le respondo que son "las ideales para mi mente y mis manos".

Esta es la mujer por la cual soy capaz de enfrentarme a la adversidad y decirle que la amo, la quiero, la añoro y la deseo. Todo esto en su cara, pese a que su novio ronda por el sector metropolitano. Es por esta mujer que conocí el morbo de lo simple, el doble sentido en lo angelical y la belleza en la cotidianeidad. A ti ............. te quiero. Y eres la que ocupa la mitad de mi gran corazón.


La segunda, algunos la conocen y otros saben de su existencia. La puse en segunda opción lisa y llanamente porque la conozco hace menos tiempo. Su nombre es ......... (no lo diré), es un poco menor que yo, pero, es muy parecida a la número uno. Con esta persona tenemos una valla, la cual no le costó nada saltar (y a mi menos), si hablamos equinamente. En ella, he encontrado a un mina espectacular, simpática, amable, caritativa, comprensiva, capaz de sacarse los ojos para dárselos a un ciego (les dije que sería cliché hoy) y es capaz de mirarme de la nariz hacia adentro. Fue quien sin pedir nada, entregó un osculo hidrológico, amable y una mirada sensual en el lugar con menos sensualidad. Es ella quien ocupa el sitial número dos de mi corazón. Pero, que espero algún día pueda llegar al primer lugar, quien sabe, a lo mejor el locutor del club hípico diga, luego de una acalorada carrera: ...... gana la competencia en la recta final por una nariz.

Así es que amiga, que no diré su nombre, no te preocupes, que no me enojé por no ser el único en tu corazón, porque como te dije esa vez, no somos caballos de carga, no tenemos anteojeras y podemos mirar para el lado.... y quién sabe si.... también tocar.


PD: Este escrito está completamente ajeno al estilo propio del autor. Fue simplemente que el "ello" de mi subconsiente derrotó por unos cuantos minutos mi "súper yo".

domingo, octubre 09, 2005

Entrega de tesis entre sueño e incertidumbre (o la historia de los Nip/Tuck Chilensis)


La palabra NACIONAL fue la que finalizó este ciclo tan importante en mi vida. En junio cerré por última vez (y por fuera) las aulas de clases, al menos como alumno. Y tan sólo tres meses después entregué mi investigación de grado, o más coloquialmente llamada tesis.

Al respecto de este trabajo sólo tengo una cosa que decir y es mi buen olfato al elegir con quién trabajar (mi gran amigo Carlos). Luego de dar un vistazo por los diversos grupos de investigación en el transcurso de los últimos 14 meses, me encontré con peleas, gritos, pelambres y demases. Lo que sin duda puso el ambiente de trabajo mucho más tenso de lo que se debe en aquellos grupos.

Además, con Carlos, logramos congeniar muy bien, sobre todo buscar dentro de nuestra diversidad algún tema en común que nos uniera. Por esta razón es que no me parece raro que hayamos encontrado en la música y la televisión algún espacio en común. Que por medio de Nip/tuck, Miranda, Canciones Kish, psicoanálisis y demases, diéramos en el blanco en la identidad que le hacía falta a nuestra tesis.


Respecto al tema, quiero destacar lo complementaria que fue nuestra dupla. Si nos acercamos a Nip/Tuck, nuestra serie de culto, sin duda que cada quien tenía su personaje. Carlos sin duda es Sean McNamara, gentil, tranquilo, bueno y políticamente correcto, que en cada operación tiene los dedos correctos para coser y cortar (o en nuestro caso teclear). En tanto, Chritian Troy es completamente mi alter ego (guardando los millares de diferencia en el aspecto físico). Quien me conozca sabe cómo es mi personalidad y comprenderá que soy tan cachondo cómo él. Jajaja. Además que siempre él aportaba la chispa y la creatividad en la serie. De alguna forma, y tal como el personaje lo plantea en el transcurso de las historias es que Sean es la mente y Troy la cara bonita y las relaciones públicas.

Sin duda que me alivia haber entregado la tesis y no tener que saber más de trasnoche y estrés por un tiempo. Pero claramente que me da un poco de nostalgia saber que ya no trabajaré con Carlos en su casa, que ya su simpática y acogedora familia no me alimentará con deliciosas comidas; que su madre ya no me levantará temprano cuando me toque ir a la universidad. Que su tío ya no me llamará; o cuando me sienta mal, un poco enfermo no llegará su madre con un tazón de tapsín y me obligará a guardar cama.


En fin, sentimientos encontrados pasan por esta cabeza. Lo bueno es que lejos de enojarnos y pelearnos de por vida con mi compañero de tesis, este trabajo nos unió mucho más. Por eso queda sólo decirle gracias y preguntarle: “Señor Loyola, díganos, ¿qué el lo que no le gusta de usted?”.