viernes, julio 29, 2005

El charco (O la historia de la Pacha Mamma en éxtasis)


Cada vez que aquel grato aroma refresca mi cara y llega al aparato respiratorio, aquella esencia de la pacha mama está presente en mi memoria desde pequeño, el recuerdo de los charcos de agua, ya convertidos en barro, que lucía el pequeño patio de mi modesta casa (al lado del pedagógico). Andrés, mi vecino, que hoy tiene 35 años, sentado a mi lado, corriéndome del torrente café que emanaba aquel delicioso olor.

El tocar aquella viscosidad tan suave, plana y grumosa era motivo de un éxtasis inimaginable, mientras la gente que veía aquel espectáculo no comprendía mi emoción.

Junto a su gran textura, el aroma es sin duda lo más característico dentro de aquellos recuerdos de antaño, en donde inhalar aquella droga era lo mejor del día.

No recuerdo dónde fui a parar en esas vacaciones, lo que si recuerdo es que a la vuelta de ella, mi charco porcino de barro, ya no existía. En cambio, la modernidad de Santiago llegó a mi hogar, la selva de cemento se comió aquel aroma, aquella textura y la cambió por cemento y pastelones. Que al intentar hacer analogía con mi piscina café, sólo quemaba las plantas de los pies.


Años más tarde mi madre me comentó que aquel patio fue destruido por mis constantes piqueros en aquel lugar, que traían un gran dolor de cabeza a mi familia y una sobreexplotación de la lavadora de barril que mi madre compró con la polla del hospital Barros Luco.

Si bien no fueron demasiados los momentos en aquel mítico lugar, sin duda marcaron una gran diferencia en mí, ya que luego de eso, no volvimos a tener tierra en mi casa jamás. Hasta el día de hoy, el cemento se apodera del entorno familiar. Pero siempre queda en la retina, en la memoria y en las palmas de manos y pies, esa sensación placentera a flor de piel, y siempre que camino por las calles en verano, como a eso de las siete de la tarde, encuentro nanas, abuelitas y niños barriendo, regando y jugando con agua y tierra. En ese preciso instante mi mente se despierta y los recuerdos de infancia se vienen a la mente como si fuese ayer, pero con el éxtasis y placer en la calle veraniega, igual que hace 18 años.

lunes, julio 25, 2005

El emotivo paso de la razón sin razón (O la historia de la literatura avasallada)


En dónde me encuentro, a dónde voy y desde dónde vengo. Aquí estoy nuevamente desde la aurora boreal del ocaso de mi vida. Aquí estoy, entrelazando palabras emigrantes desde mi garganta no escuchada clamando pasión y desenfreno. Y dónde caí, nadie lo sabe y menos yo lo sé. La verdad es que desde hace años he estado buscado infructuosamente un rumbo a esta cosa rara llamada vida, lo que hasta hoy no encuentro.

Aquí yace el hombre con esencia de extraterrestre, o el extraterrestre con esencias de hombre, el cual ha dado su espacio de tiempo terrenal en encontrar una huella que haga seguir su camino. Guanaco, planta, mangosta y girasol. Virgen, promiscuo y libertino querido, por algunos, y odiados por muchos.

Así estoy, en la matriz de la cuaternaria sexagésima edición de vida, entre piedras y morrenas toscas de un salar desconocido, pero que de pronto se convierten en una exhumación de cuerpos en el anonimato a ras de piso, pero tan alto como un águila de montaña andina.

Este ha sido el existir de un personaje que ha dado su vida por lo distinto, que ha encontrado en la prosa una palabra de aliento e inspiración, que ha sido de los grandes poetas sus líneas trazadas con sangre y pasión, pero odiada por la burguesía de un mundo rodeado de una idiosincrasia amada por el dólar y la libra esterlina.

Qué prosa y qué líneas se encuentran ancladas en el corazón de un paupérrimo escritor, qué trazos y qué sentimientos se encuentran en un pequeño personaje de la mitología urbana, para qué estamos pariendo sentimientos en el mundo hostil de la globalización imperante de nuestros días. Para qué, para qué.

Toda una odisea de amor y desenfreno, acompañada de odio y devoción maligna, hoy lo contemporáneo con Rambou y Baudelaire, ayer Aristóteles y Platón.

Hasta cuando se esperará por la fama del trovador de sueños en pequeñas palabras de seres humanos racionales. Por qué esperar reconocimientos de una manada de bisontes ignorantes que se matan entre sí en busca de saciar su ego acobardado debajo la mortaja de libertad interna, pero que está tapando la sábana de la racionalidad.

Por qué no buscar el estilo Dalinao de aquel español magistral y trazar una Gala del tamaño de un alma por tu cuerpo. A qué debe llegar la racionalidad de un hombre para llegar al ostracismo romano actualizado entre cobijas de terror.

Encontrarán los cuadrados racionales a un Matisse o un Miró dentro de sus numerados y marcados cerebros Einstianos con su relatividad en cada retina irrelevante regular, lograrán colorear sus tenues colores blanquesinos sus pies plagados de hongos autoritarios y mezclarlos con un ocre esperanza matizado por una azul cortado de recuerdos estilizados.

Durante mi larga lucha de generación en generación, en la que me he degenerado, en este género de gema ancestral de genes generales y poco genuinos, he logrado aseverar la poca afectividad hacia el mundo del arte en cada rincón planetario de los últimos tiempos. Entre cuadrados de binomios y catetos hipotenuzados se ha perdido la esencia de los parlantes abiertos y públicos a soñar. Se ha secado el caudal de nuestras venas acostumbradas a escuchar la dulce melodía tenue, pero potente de un trazo amenazador y avasallante, capaz de matar o hacer nacer a un ser con un solo lápiz, con una tinta o una mirada. Capaz de encontrar en cada vena de estos pequeños seres apáticos e indolentes, un Nilo navegable de historias y personajes, con plantas en las bahías acanaladas y verdosas de un corazón enrojecido por la coagulación sanguínea de números y fórmulas de matemáticas exactas, pero tan inexactas a la vez, que resecan la tierna flor amarilla de la imaginación humana.

Día de recuerdo, malos recuerdos



Cielo inerte, fría naturaleza, dolor incondicional, ¿por qué llegaste?. Este domingo cambió, el cielo se tornó rojizo, al igual que mi cara; la sangre corre por mi mano, y el dolor por mi desolada mente, malos recuerdos de tiempos de antaño, depresión guardada en un lugar escondido, me hago presa fácil de esta, me toma, me mueve, el cielo se convierte en una mixtura de sangre y recuerdos añejos y lloro, lloro en la eternidad esperando por una felicidad soñada, aquella que tanto anhelo, la cual nunca llegará.

Estoy destinado a la infelicidad, es mi condena, mi condena la cual no pude elegir. Me parapeto en esta inmunda y lúgubre habitación, por la ventana se deslumbra el color azul que el resto de los mortales aprecia, pero que para mí sólo pasa a ser una utopía, algo que no podré lograr, es mi destino y sé que no hay nada más, deberé conformarme con la infelicidad, esa que me carcomen los pies.

El tip-top se convierte en mi mejor amigo, lo saco de mi estuche, lo miro. Le saco la punta, la miro, me saluda, espera con ansias poder cortar un pedazo de esta enorme masa llamada yo, se acerca, comienzo a temblar, el miedo me invade, pero es incontrolable, es más fuerte que yo, toca mi piel, la traspaso, se acerca a mi carne, la toca, el pánico es mi compañero en estos cruciales momentos, me penetra el cuerpo, siento la punta, que me atormenta, es un dolor increíble, el miedo es más fuerte, me lo saco de encima lo lanzo contra el suelo, ahí está, el rojo ensangrentado, mancha el suelo.

Mis manos se tornan rojas, el pánico nuevamente me invade, no sé qué hacer, a quién recurrir, no puedo salir de mi pieza, el cerrojo está con llave, tomo un trapo de sacudir que se encuentra en mi estante, me tapo la mano y hago presión, miro la jungla en la que me encuentro, todo parece distinto, las fotos, los cuadros y recuerdos me miran con burla, estoy siendo observado por unos seres que normalmente no existen en mi cabeza, siento que se ríen, me atormentan y yo sigo aquí cada vez más dormido, pero cada vez más despierto, pienso en cosas que no pensaba antes, lo poco que he logrado en mi paupérrima vida y por otro lado, las grandes desilusiones vividas a través de estos tristes y desolados años, todo se complementa y se une en esta estropeada alma.

Mi cara también es presa de mi desenfreno, se encuentra llena de rasguños y hematomas, está hinchada, parece un charco, más bien un río cuyo caudal son mis lagrimales, desde que entré a mi habitación no ha parado de correr, mis recuerdos navegan en este caudal, aprovechan la época para flotar con intensidad, se desahogan, me desahogo, está llegando el periodo de estío, mis recuerdos fluyen con menos intensidad. El riachuelo desaparece, sale el sol, pero no es un sol, que logre calentar el ambiente, sólo logra opacar el estado nival de mi “psiquis”. Los malos recuerdo desaparecen y quedan escondidos esperando florecer, en la próxima época invernal. Me siento un poco mejor, enciendo el computador y relato lo sucedido.

jueves, julio 21, 2005

Languetazo automovilístico (o la historia del músculo movedizo)


Todo parte por la pequeña rendija de su cara. La entrada a aquel cuento erótico que todo hombre siempre sueña. Aquel onírico deseo de ser la llave que abra a la persona que está por delante. Claro que sí, aquella lengua que sea el pasadizo al edén orgásmico.

Debo reconocer que me gusta más que me besen a besar. Como aseguré con anterioridad, sólo me gusta ser quién le de contacto al motor, pero que sea ella la encargada de hacer partir el automóvil. Claro que sí, no hay mejor forma de comenzar una buena relación, que no sea como el auto. Me encanta que la mujer sea quien se te encienda. Que te entregue la bencina necesaria para poder acelerar a fondo, o vulgarmente pisar la “chala” hasta el final.

Cuando en el colegio recordamos que el 94% del cuerpo es agua, no queda otra opción que utilizarla, saber qué debemos hacer con ella. Por tanto, la hidratación de un beso que lleve al desenlace es muy importante. Si además vemos que en el auto también es necesario el líquido vital, el aceite y la bencina, aunque cada vez es más cara, que la demanda de combustible es elevada. La saliba y el sudor, siempre es bienvenido.

El ronroneo es muy rico y excitante, la gata en celo siempre es bienvenida a la orquesta del amor. Es así como su mirada de animal comiendo su presa ante el humano es sin duda la mejor forma de sentirse besado.

Entrelazar músculos bucales es orgásmico. Sentir que la boca es el radiador del auto que le da la docilidad y carburación necesaria para pasar de la primera. Rozar la segunda. Esperar llegar a tercera. Si la velocidad es la adecuada llegar a CUARTA. Pero, si el vehículo es más pro y moderno pasar hasta la quinta (en otra oportunidad les comentaré de ese cambio).

¿Dónde quedó el control"


¿Dónde quedó el control?

Cuando la pantalla se prende y el control remoto se estresa entre zapping y caídas espontáneas al suelo. Cuando saltan las pilas AA y la cama queda allanada en busca de aquellas baterías vitales. Cuando Amaro Gómez-Pablos nos cuenta “sus noticias” o Alejandro Guillier nos comenta “sus libros”. Es ahí cuando el iris ocular se engrandece, las neuronas se condensan, pero al tiempo descansan. Y es ahí cuando me doy cuenta que somos unos esclavos de la televisión, que no podemos vivir sin que nos cuenten qué pasa en el mundo globalizado y bombardeado por noticias y seudonotícias. Lo peor es que en este Senegal medieval mediático sabemos qué es lo que sucede, pero a la vez no sabemos que sabemos. ¿Difícil no?

Y es que la omnipotencia de los medios se ve reflejado en sus conductores, directores y productores, los cuales manejan a destajo qué decir, pero por sobre todo qué ocultar. Son quienes tienen el control mayor para darles a conocer a sus “teleinvidentes” cuál es la mejor propuesta, tanto noticiosa como de las otras áreas.

Aquellos divos televisivos son venerados cuan becerro dorado en medio de la desazón de este desierto. Y tan fáciles y moldeables como un “alcancía” de Pomaíre.

Por esta razón es que no es difícil entender por qué los políticos se convirtieron en los nuevos rostros televisivos, los que además de ser quienes deben conducir el país, son además los nuevos panelistas de los programas chilenos, en donde pelean cara a cara por un cupo en la parrilla programática de los medios nacionales.

La televisión en particular y medios de comunicación en general, manejan a la perfección las mentes de millones y millones de personas en el mundo, y el pertenecer a ellos implica una tácita jerarquía valórica y moral.

Podrás decir que es paranoia, que no es para tanto, pero tú, lector, ¿has vivido sin televisión más de 2 días sin perder el control?.

Well Co Me

Al fin tengo una pequeña rendija cibernética donde sublimar los pensamientos. --------------Un pequeño agujero en la World Wide Web. Quiero un lugar 'under', negro, oculto, donde poder plasmar mis anhelos y revindicaciones. Es por medio de este portal por donde quiero saber más de ustedes, pero por sobre todo más de mí.

Me sabes a derrota y a miel

Se dice por el aire que el lenguaje nos muestra la verdad, que las palabras son la tumba de las ideas, que por medio de mi voz se acaba la espiritualidad y la belleza de la espontaneidad de la vida; que por medio de las simples P-A-L-A-B-R-A-S se acciona el genocidio.

Los enamorados se aman tanto como son de necesarios el sol y la luna, el Ying con el Yang. Tan opuestos, pero tan necesarios como la dicotomía de nuestra alma. El amor es tal que nuestra nimias, feas y racionales voces amainan nuestro ser ¡NO A LA PALABRA!. En nuestras manos, éstas se deshacen, se muestran débiles, insulsas, incapaces de mostrar el rostro de lo sublime.

Sólo se desea descansar en la quimera de la otra, donde nada se teme y todo vuelve a renacer en el breve lapso de un abrazo.

Me abrazo, te abrazas, te siento, me sientes.-Tu boca, tu beso, tu ósculo pasional.

Te siento, me sientes. Te deseo, te añoro y te pienso. Te pienso sin mente ni racionalidad posible. Comprendo que lo mejor es no comprender, sino abrazar tu vulgaridad de chica virgen, de aquella virginidad oculta en la soltura de tu vaivén sexual.

Te siento, me sientes. Entre las tinieblas de la arena, entre la sábana de satín que envuelve tu mirada en donde nos erramos en la claridad de tu sexo, en la verdad de tu cuerpo.

Entro y salgo de tu alma; entras y sales de la mía, le puerta de su ser me recibe con ternura, cuán visita diplomática se anuncia para llegar a una cumbre, en donde tu sima pasa en-cima, en el clímax de tu lenguaje analfabeto, en la voraz tendencia a lo absurdo e incoherente.

Frente a frente, vaivenes desteñidos de ternura alcoholizada, coito de palabras inertes en mi cuerpo, tu mi cielo, yo tu mar. Tú, tan fogosa como la corona de tu cielo (o el mio). Yo, tan mojado con el torrente marino, saltan delfines desterrados del coral abisal, saltan buscando tu sol, tu calor, tu candente forma de entibiar mi océano.

Nos abrazamos y nos besamos, comprendemos que no se comprende. Que se penetra en la sombra, pero que no penetra mi alma en la tuya, que fue tan sólo un lapso mental de la ciudad ausente de caricias, que aquella lisonja fugaz se fue por lo frágil y borrosa de tu mirada, de tu ser, de tu tiempo.

Tu tiempo kairótico en medio de la vertiginosa soledad urbana. Que tu kairos buscó la sincronía más allá de lo estructural, que aunque el formato y el soporte se asemejen, nunca lograrán congeniar en tu mente.

Que este salto marino hacia tu cielo azulado se nubla, que la ciudad saca lo grisáceo y que este pez no tiene un lindo del-fín.

miércoles, julio 20, 2005

Caminata hacia el infierno

Calles vacías, desierto desolado, sangre caliente. Añoro un arma para aplacar el temor. Los perros ladran, como si supieran lo que está pasando, sienten la furia, el sentimiento de miedo, ese miedo a lo desconocido, al futuro gris que se avecina.

Mis pies caminan en forma inconsciente, mi mente no sabe hacia donde se dirige, pero en el cuerpo fluye el movimiento.

Las hojas del otoño se desploman con el viento, son un indicio de que nada está bien, caen, se ensucian, las pisan y finalmente mueren; al igual que mi desenlace fatal que está por llegar.

Me siento libre en el aspecto físico, pero siento una opresión en el pecho que me indica lo contrario, no lo niego, camino libremente por la calle, pero algo me persigue, es un ente que ha estado conmigo por siempre y que me acompañará hasta la eternidad.

Mucho sentimiento, poco pensamiento, me niego a creer lo débil que he sido y lo débil que podré ser. Hasta cuando lograré resistir esa sensación en mi ser. De que han servido todos estos años los buenos y afectuosos sentimiento sí igual me siento completamente sólo en este mundo y la autoestima no es algo que siempre está conmigo, me baja la pena y el sentimiento me traiciona, se vuelve en mi contra, me saca en cara las debilidades. Y ahí me quedo, sin pan ni pedazo, ermitaño, ni la soledad es una compañera fiable.

Y aquí estoy, escribiendo estas rancias líneas, sé que para ustedes tienen escaso valor, o peor aún les cause gracia, pero para mí es con lo que he debido lidiar siempre, la penosa y muy frustrada vida. Cuánto tiempo más debo cargar esta enorme cruz sobre mis hombros, no sé si pueda resistir mucho más, sólo sé que estoy aquí, con este pequeño papel, trazando jeroglíficos, que para muchos son oníricos, efímeros, pero para mí, la vida.

La Cópula Perfectamente Gen-ética (O la historia de los medios promiscuos)

En la relación carnal del tormentoso río del lenguaje, yace el pequeño óvulo, atormentado y penetrado por la oligarquía de espermios que existen en la actualidad. Entre el líquido coloidal que baña esa celula de celulosa aparición, estampada por el tinte negro plasmado en la membrana celular.

Muchos genes entran en la vagina promiscua de los medio comunicacionales. Como en una fiesta de drogadictos y “Curados”, en la cual esta débil mujer es penetrada una y otra vez, sin saber qué pasó, cuándo y dónde. Sólo sabe que será madre, que engendrará unos huérfanos a los cuales no se les enseñará otra cosa que pelear por un poco de migajas, de sus pequeños del medio promiscuo que los engendró.

¿A qué se debe tal deformación gen-ética de los pequeños y sanos espermatozoides que se convertirán en una mafia e inhumana condición deplorable?

El mismo óvulo corrompe a los espermios.
Obligado a fecundar, debido al tipo de sociedad al que pertenecemos.

En la forma pasional de violenta violación se encuentra la ética periodística, en la cual se encuentra despojada por completo de autonomía, y es violada por doquier.

Al igual que en una fiesta de drogadictos, la ética se convierte en un simple estropajo, al cual se puede violentar.

El periodismo nacional es un Woodstck. Miles de periodistas son violados diariamente, estas son violaciones pasivas, en la que el violado es tan culpable como el violador. Cada vez que un medio introduce su pene paralizador en la vagina pura de los comunicadores, pero cada vez es más metódico, los periodistas están acostumbrados que se les golpee, penetre e insensibilice por la mano torturadora e insestiva de los medios comunicacionales.

El problema radica en el acostumbramiento y placer que sienten los ulltrajados, tanto así, que con el paso del tiempo, los genes carecen de higiene y se encuentran infecados de la terrible enfermedad.