Lento pero seguro (o la historia de los besos oscuros)
Ya estoy hecho un viejo de mierda. Lo sé. Ya no me gusta salir a bailar, tampoco tomarse un vino navegado o con melón... lo sé, soy un chulo de mierda jaja.
La cosa es que ya mis carretes no son música estridente ni bailes enlazados, sino que, ahora, prefiero la cadencia de la música de los ochenta y noventa y conversar, tomar su mango sour, su pidadita y reir hasta morir.
Tengo gratos recuerdos de los carretes juveniles. Casi todos en casa de Diego, un antiguo mejor amigo, ahí nos preparabamos dos semanas antes. Éramos los mismos ñoños de siempre, mi hermana, el Andreas, Gonzalo, Aldo y demases. Pero cómo si fueramos a la Kmazú, nos emperifollábamos de lo lindo: La Rodrigo Flaño y el Axe dejaba todo pasado aquel living, que tenía todos los muebles apilados en una esquina.
Las mismas bebidas, los mismos chesters (ex fonzies), las mismas papas fritas e inclusive, algunas cervezas -éramos rebeldes-.
Bailábamos al son de Juán Luis Guerra, Gerardo, Spice Girls , Garibladi, Locomía y Amistades Peligrosas. Ya en los últimos carretes el Axé se hizo presente. Todos los mongos danzando iguales al ritmo del Tapiñha jaja.
Hoy, en mis momentos de delirio en medio del estudio, me puse a analizar mis carretes de antaño, que tampoco son taaaanntos, sólo lo normal de un pedex prepúber. La cosa es que me di cuenta que ya los carretes no son como antes. Recuerdo cuando al alfitrión del lugar le pedíamos un lento pa "atinar" o al menos intentarlo.
Ahora, ya no queda nada de eso, puro reggaetón y cumbia ¿Dónde quedó el romanticismo de antaño? esas mini erecciones cuando se acercaban los cuerpos. Las miradas furtivas en medio de la oscuridad, amparada en las miradas inquisidoras del resto. Dónde quedaron esos besos esquivos en medio de No te Olvido de Ariztía, la clásica My Heart Will Go On de Cecile Dion o Luka de Suzanne Vega.
Qué pasó con Hipnotízame de Fobia o Back For Good, de Take That, sin duda un imán para esos inexpertos, langueteados y biliales besos.
Estaremos muy mal, muy viejos, pero por qué ya no son como antes esos carretes, cuando chicos y chicas por cada esquina se miraban esperando que alguien diera el primer paso. Cuando alguno del grupo, siempre el más canchero, sacaba ese spray de menta -muy malo por lo demás- y se ponía en marcha el magno evento malón.
Pido, no, exigo, que vuelva al pasado el maldito DJ actual que goza con El Baile del Koala, solicito el ostracismo de Daddy Yankee, la muerte musical de Don Omar; la suspención de Paulina Rubio y la expulsión de Calle 13.
Mi petitorio solicita el regreso del lento, de aquella máquina melodica del amor. Queremos a Cardigans, rogamos por Turn Back Time de Aqua y súbanle el volumen a Luz Casal.
Bajen las luces, rodeen a su chica que con Aerosmith nos volvemos Crazy.
La cosa es que ya mis carretes no son música estridente ni bailes enlazados, sino que, ahora, prefiero la cadencia de la música de los ochenta y noventa y conversar, tomar su mango sour, su pidadita y reir hasta morir.
Tengo gratos recuerdos de los carretes juveniles. Casi todos en casa de Diego, un antiguo mejor amigo, ahí nos preparabamos dos semanas antes. Éramos los mismos ñoños de siempre, mi hermana, el Andreas, Gonzalo, Aldo y demases. Pero cómo si fueramos a la Kmazú, nos emperifollábamos de lo lindo: La Rodrigo Flaño y el Axe dejaba todo pasado aquel living, que tenía todos los muebles apilados en una esquina.
Las mismas bebidas, los mismos chesters (ex fonzies), las mismas papas fritas e inclusive, algunas cervezas -éramos rebeldes-.
Bailábamos al son de Juán Luis Guerra, Gerardo, Spice Girls , Garibladi, Locomía y Amistades Peligrosas. Ya en los últimos carretes el Axé se hizo presente. Todos los mongos danzando iguales al ritmo del Tapiñha jaja.
Hoy, en mis momentos de delirio en medio del estudio, me puse a analizar mis carretes de antaño, que tampoco son taaaanntos, sólo lo normal de un pedex prepúber. La cosa es que me di cuenta que ya los carretes no son como antes. Recuerdo cuando al alfitrión del lugar le pedíamos un lento pa "atinar" o al menos intentarlo.
Ahora, ya no queda nada de eso, puro reggaetón y cumbia ¿Dónde quedó el romanticismo de antaño? esas mini erecciones cuando se acercaban los cuerpos. Las miradas furtivas en medio de la oscuridad, amparada en las miradas inquisidoras del resto. Dónde quedaron esos besos esquivos en medio de No te Olvido de Ariztía, la clásica My Heart Will Go On de Cecile Dion o Luka de Suzanne Vega.
Qué pasó con Hipnotízame de Fobia o Back For Good, de Take That, sin duda un imán para esos inexpertos, langueteados y biliales besos.
Estaremos muy mal, muy viejos, pero por qué ya no son como antes esos carretes, cuando chicos y chicas por cada esquina se miraban esperando que alguien diera el primer paso. Cuando alguno del grupo, siempre el más canchero, sacaba ese spray de menta -muy malo por lo demás- y se ponía en marcha el magno evento malón.
Pido, no, exigo, que vuelva al pasado el maldito DJ actual que goza con El Baile del Koala, solicito el ostracismo de Daddy Yankee, la muerte musical de Don Omar; la suspención de Paulina Rubio y la expulsión de Calle 13.
Mi petitorio solicita el regreso del lento, de aquella máquina melodica del amor. Queremos a Cardigans, rogamos por Turn Back Time de Aqua y súbanle el volumen a Luz Casal.
Bajen las luces, rodeen a su chica que con Aerosmith nos volvemos Crazy.