Me sabes a derrota y a miel
Se dice por el aire que el lenguaje nos muestra la verdad, que las palabras son la tumba de las ideas, que por medio de mi voz se acaba la espiritualidad y la belleza de la espontaneidad de la vida; que por medio de las simples P-A-L-A-B-R-A-S se acciona el genocidio.
Los enamorados se aman tanto como son de necesarios el sol y la luna, el Ying con el Yang. Tan opuestos, pero tan necesarios como la dicotomía de nuestra alma. El amor es tal que nuestra nimias, feas y racionales voces amainan nuestro ser ¡NO A LA PALABRA!. En nuestras manos, éstas se deshacen, se muestran débiles, insulsas, incapaces de mostrar el rostro de lo sublime.
Sólo se desea descansar en la quimera de la otra, donde nada se teme y todo vuelve a renacer en el breve lapso de un abrazo.
Me abrazo, te abrazas, te siento, me sientes.-Tu boca, tu beso, tu ósculo pasional.
Te siento, me sientes. Te deseo, te añoro y te pienso. Te pienso sin mente ni racionalidad posible. Comprendo que lo mejor es no comprender, sino abrazar tu vulgaridad de chica virgen, de aquella virginidad oculta en la soltura de tu vaivén sexual.
Te siento, me sientes. Entre las tinieblas de la arena, entre la sábana de satín que envuelve tu mirada en donde nos erramos en la claridad de tu sexo, en la verdad de tu cuerpo.
Entro y salgo de tu alma; entras y sales de la mía, le puerta de su ser me recibe con ternura, cuán visita diplomática se anuncia para llegar a una cumbre, en donde tu sima pasa en-cima, en el clímax de tu lenguaje analfabeto, en la voraz tendencia a lo absurdo e incoherente.
Frente a frente, vaivenes desteñidos de ternura alcoholizada, coito de palabras inertes en mi cuerpo, tu mi cielo, yo tu mar. Tú, tan fogosa como la corona de tu cielo (o el mio). Yo, tan mojado con el torrente marino, saltan delfines desterrados del coral abisal, saltan buscando tu sol, tu calor, tu candente forma de entibiar mi océano.
Nos abrazamos y nos besamos, comprendemos que no se comprende. Que se penetra en la sombra, pero que no penetra mi alma en la tuya, que fue tan sólo un lapso mental de la ciudad ausente de caricias, que aquella lisonja fugaz se fue por lo frágil y borrosa de tu mirada, de tu ser, de tu tiempo.
Tu tiempo kairótico en medio de la vertiginosa soledad urbana. Que tu kairos buscó la sincronía más allá de lo estructural, que aunque el formato y el soporte se asemejen, nunca lograrán congeniar en tu mente.
Que este salto marino hacia tu cielo azulado se nubla, que la ciudad saca lo grisáceo y que este pez no tiene un lindo del-fín.
1 comentario:
Me impresiona tanta profundidad e inspiración.
Motivas a escribir cosas como esas, pero primero tengo que pasar por esa experiencia, que aunque no lo creas, está muy cerca de pasar.
Buena pluma, honesta y sin pausas.
Siga así amigo, estos blog son esencialmente para eso, para mostrarnos y vomitar todo lo que nuestro corazón guarda presionado.
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